Muchos niños tienen como mentoras en su casa, en la escuela y en la iglesia. Más del 98 por ciento de las docentes, niñeras y cuidadores diarios de los muchachos son mujeres. La Mayor parte de las maestras de la escuela dominical, de las guarderías y de las iglesias infantiles también son mujeres. ¿Cómo podría verse afectada la sociedad si los niños tuvieran más hombres que fueran sus mentores? Es claro que necesitamos tantos hombres como mujeres para discipular a muchachos. Pero sólo los hombres pueden servir como modelos masculinos para comunicar la paternidad de Dios en un mundo dominado por las mujeres de los niños. La hombría se aprende. La iglesia puede ser el único lugar donde los muchachos tengan una oportunidad para intercambiar con hombres que les modelen los valores masculinos de amor, cariño y crianza.
La Escritura es clara en cuanto a que los hombres deben participar en el discipulado de los muchachos. En Josué 4:4-7, después de que los israelitas cruzaron el río Jordán, el Señor le dio instrucciones a Josué para que encargara a los hombres la responsabilidad de enseñarle a la nueva generación la fidelidad de Dios. Doce hombres tomaron piedras del Jordán para construir un monumento como vívido recuerdo de la fidelidad de Dios y le ayudaron a los hombres israelitas a enseñarles a sus niños acerca de Él.
Un estudio publicado en la Journal of Educational Psychology (Revista de psicología educativa), informó que los muchachos jóvenes obtienen un gran nivel de autocontrol cuando son enseñados por maestros hombres. Además, los maestros hombres son menos propensos a usar tonos de enojo o ásperos con los muchachos.
Los estudios demuestran también que:
Ø Los maestros hombres tienden a emplear la perspectiva de relacionar una parte de un concepto con otra, hasta producir una comprensión apropiada del todo. Las mujeres, mientras tanto, empiezan por dar intuitivamente toda la imagen y gravitar hacia el entendimiento de las partes. Estas diferencias demuestran que los hombres poseen valores, prioridades e intereses únicos que representan una positiva y comprobada contribución al proceso de aprendizaje.
Ø Los maestros hombres son más propensos a dar retroalimentación luego de las respuestas correctas e incorrectas de los estudiantes.
Ø Los maestros hombres se comportan mejor en situaciones de fracaso que las maestras mujeres. Tienen mayor voluntad para trabajar con los muchachos en mejorar sus respuestas. Las maestras mujeres se comportan mejor en situaciones de éxito, y retroalimentan y elogian al estudiante luego de sus respuestas correctas.
Los muchachos de hoy requieren exponerse a hombres cristianos que estén involucrados en el ministerio, que tengan pasión espiritual y que sean padres y esposos fieles.
-Adaptado de “Las contribuciones únicas del hombre” de Gene Rocone.
Incorporado en el Manual del Líder CD. Exploradores del Rey©.